Esmeray Lie.
Pensé que iba a perder a mis bebés, fui tan descuidada al tomar esa bebida de alguien que no conocía, que ahora me siento culpable, realmente me encontraba muy distraída porque me sentía extraña sin Luan y sus feromonas, que ahora que lo huelo, la doctora tenía razón, necesito tanto de él como lo necesitan nuestros trillizos.
— Bien, decidí que voy hacer mis negocios desde casa — habla saliendo del baño recién bañado y en pijama.
Había estado 3 días en el hospital que mi nariz ya se encontraba harta de no poder olerlo. Me mira sonriente subiendo a la cama y soltando un poco más de sus feromonas, lo que me hizo sentir más tranquila.
— ¿Estás bien? — si me dieran un dólar por cada vez que me ha preguntado eso, ya tuviera mucho dinero.
— Si… ya te dije que estoy bien… mientras estes a mi lado — suspiro sintiendo sus labios en mi cuello, soltando más feromonas, su rico aroma a chocolate con vino, tan dulce y embriagador — Luan… — me mira a los ojos y me besa en los labios.
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