Narrador Omnisciente.

Al día siguiente, Lourdes sentía que la tierra se abría bajo sus pies. No podía quedarse sentada, viendo cómo el pasado que intentó enterrar se repetía en la vida de su hija.

El beso que había visto ayer era la prueba de que Ruby se estaba enamorando de Lucas Wilson, y ese enredo prometía acabar con la poca paz que le quedaba.

La idea de que Ruby fuera la madre sustituta de ese hombre, ahora enamorado de ella, era demasiado para soportar.

Le pidió a Elsa que la acompañara al consorcio Wilson. Necesitaba hablar con urgencia con John.

Llegaron a un imponente edificio en el corazón de la zona financiera Los Ángeles. Era de esos rascacielos modernos, con muros de cristal oscuro y acero que reflejaban el sol, un símbolo de dinero y poder.

La entrada era un pasillo inmenso, pulcro y sobrio, con un suelo de piedra caliza que hacía eco bajo sus pies.

Lourdes y Elsa se dirigieron al mostrador. La recepcionista, una joven muy bien vestida y con una sonrisa amable, las aten