Casualidad

Salimos caminando, le sigo el paso en completo silencio hasta que llegamos a una plaza preciosa. Estamos en otoño y, las hojas rojas están por todo el suelo mientras que el aire anuncia la venida de un invierno frío.

El brazo de Nate roza el mío por unos segundos y el viento me hace percibir su colonia, tiene un toque de madera que me encanta, combina perfecto con su personalidad.

Continuamos caminando hasta que, de repente, los árboles desaparecen de nuestro camino y aparece ante nosotros un enorme faro que se eleva sobre el agua de forma resplandeciente.

 - Este es mi sitio preferido de todo el pueblo 

Dice con los ojos cerrados de frente al mar, sintiendo la brisa que nos acaricia el rostro. Está hablando de una forma tan suave, completamente diferente a como lo hacía en el bar y algo me hace verlo de una forma más vulnerable.

 - Es hermoso –le respondo sinceramente- ¿qué es lo que más te gusta de este sitio?

 - Es tranquilo, cuando vengo aquí, de alguna forma logro relajarme y pensar con más calma

Hay algo en la manera en la que está hablando ahora, no logro descifrar qué es exactamente, pero me parece como si tuviera ante mí un chico completamente diferente al que he conocido en el bar.

Hay tal admiración en su forma de hablar que siento una presión en el pecho.

 - Nunca antes había traído a nadie aquí –dice sorprendido, como si se hubiese acabado de dar cuenta de ello justo ahora

No sé por qué, pero esa afirmación hace que me sienta un poco especial. Sus palabras revuelven mi pecho haciendo que mi corazón se acelere.

 - ¿Por qué me has traído entonces?

Nate traga en seco para después girarse hacia mí finalmente.

 - ¿La verdad? No lo sé

El viento silva al pasar entre los árboles haciendo que sus ramas se balanceen y la luna se cierne sobre nosotros. Es como si el entorno de aquí se hubiera unido para brindarnos un concierto.

Cuando me doy cuenta, estamos muy cerca el uno del otro. Nos hemos acercado sin ser conscientes de ello.

Tengo que alzar mi cabeza para mirarlo debido a que es más alto que yo. Estoy tan cerca de él que sería capaz de contar sus pestañas si quisiera.

 - ¿En serio no sabes cuándo te vas del pueblo? 

La pregunta sale de su boca con un tono de voz ronca y profunda haciendo que un escalofrío recorra toda mi columna vertebral.

 - ¿Por qué continúas preguntándome eso? Es como si estuvieras convencido de que en cualquier momento me voy

 - Es que, las chicas como tú no suelen quedarse en pueblos tan pequeños como este

 - ¿Chicas como yo? –le pregunto extrañada

 - Sí, chicas tan valientes y libres como para atreverse a bailar sobre las barras de los bares e ir a una ciudad completamente nueva y desconocida solas

 - Oh 

Digo con un poco de tristeza en mi voz, si tan solo él supiera que el día de hoy algo dentro de mí se ha apagado, que esta ha sido solo mi defensa en contra de la decepción, que todo lo que me apetece hacer es beber hasta que se me olvide mi propio nombre.

 - ¿Ha pasado algo? Te juro que no lo he dicho como una ofensa, sino todo lo contrario, es algo genial

 - Creo que fue justo eso lo que me sorprendió –le respondo

 - No soy tan cretino como me ha pintado mi hermano ¿sabes? Bueno… -hace una pausa para sonreir- la mayor parte del tiempo

 - No tengo dudas sobre ello

Mi aliento se convierte en nubecitas heladas y él se acerca aún más a mí. Con una de sus manos toma mi barbilla y me obliga a mirar hacia arriba hasta toparme con sus ojos mientras que, su mirada está clavada en mis labios.

 - Eres todo un descubrimiento

La respiración se corta en mi garganta ante la sonrisa tan amplia y preciosa que tiene dibujada en su rostro. Estamos tan cerca que puedo sentir su aliento a menta.

¿Va a besarme? ¿En serio va a hacerlo? No muevas ni un solo músculo, Nicki.

 - ¡Mierda! ¿Qué estoy haciendo? –se pregunta confundido en apenas un susurro- lo siento, yo no soy así, no hago cosas como estas

 - Nate, creo que le estás dando demasiadas vueltas al asunto –le digo porque en verdad me apetece sentirlo

 - Me estás pidiendo mucho –me dice negando con su cabeza

 - Puedes permitirte ser impulsivo por una vez en tu vida

Su cuerpo irradia calor atrayéndome como si fuese un imán. Me merezco esto, merezco alguna aventura, lanzarme al mundo, ser feliz.

Antes elegí el camino seguro pensando que era el correcto, pero la vida me demostró que no lo era. Ahora, solo quiero tomar el tren equivocado una y mil veces y ver hacia dónde me llevará.

Necesito cambiar, necesito ser espontánea, salvaje, libre. Quiero conocer nuevas personas para olvidar las viejas que dejé en casa. Quiero tener una conexión real con alguien sin temer que puedan traicionarme…

 - Nate… -sus ojos se oscurecen de lujuria al escuchar su nombre en mi boca- ¿qué piensas?

Sus dedos se enroscan en la parte posterior de mi cabello para acercarme a él.

 - En esto

Rompe la corta distancia que nos separaba y toma mi cara entre sus manos. Sin darme cuenta, mis dedos comienzan a acariciar suavemente su mejilla y él roza mis labios con los suyos en el beso más tierno que jamás me habían dado antes.

Su respiración se entrecorta y sus manos se aferran a mi cintura manteniéndome cerca de él.

 - ¡Dios! –exclama sin aliento cuando finalmente nos separamos y apoya su frente contra la mía- ¿qué me estás haciendo?

Me pregunta confundido y sonrío sin poder evitar darle un último beso suave.

 - Si no nos vamos ahora, creo que no lo haremos nunca

Asiento con la cabeza para mostrarle que estoy de acuerdo con él y salimos caminando. Cuando llegamos a la entrada del hotel, el silencio entre nosotros reina, evidentemente, ninguno de los dos sabe muy bien qué hacer a continuación.

 - Bueno –finalmente él rompe el silencio- aquí nos despedimos

De repente, su comportamiento ha cambiado radicalmente, la frialdad y rigidez en su voz es casi palpable.

 - Espera ¿eso es todo? ¿podemos al menos intercambiar nuestros números de teléfonos?

 - Creo que esa no es una buena idea

 - ¿Por qué? - ¿cómo es posible que haya cambiado su comportamiento tan rápido?

 - Porque te irás

 - Bueno, el principal objetivo de intercambiar los números es mantenerse en contacto

 - Es más fácil si no lo hacemos –dice firmemente- no soy bueno en este tipo de cosas, quiero decir, tener aventuras con chicas que están de vacaciones, ser informal, no es mi estilo

Vacaciones dice, si tan solo supiera, no tiene ni idea.

 - Está bien –le digo sin más

 - Adiós –dice y se aleja sin mirar atrás

Entro a mi habitación y la decepción me inunda ¿Qué esperaba, que mis problemas se arreglaran mágicamente de un momento a otro? Como si fuera poco, mi teléfono comienza a sonar, en cuanto veo de quien se trata, mi estómago se retuerce, mi hermana me ha mandado un mensaje de texto.

*Por favor, puedes odiarme todo lo que quieras, pero lee este mensaje. Sé que lo que te hice no tiene perdón, pero no sabes lo mal que me siento. Yo iba a tomar un trabajo en Michigan, tenía que cuidar a una niña muy dulce y pagan absurdamente bien. Sé que estabas sin trabajo porque Marcos se ocupaba de ti, esto podría ayudarte. Toma el trabajo, aquí te envío la dirección*

Es ridículo, como si ya yo no hubiese pensado en ello. Su identidad es mía ahora.

A la siguiente mañana, me levanto temprano y me arreglo, una vez que estoy lista, camino hacia la dirección que Nicole me envió anoche. Toco a la puerta y unos segundos después, una niña preciosa me recibe.

Sin esperarlo, se lanza hacia mí haciendo que me tambalee sin poder evitar sonreir ante el abrazo que sus bracitos me ofrecen.

 - Papi, corre, la niñera ha llegado

Exclama enérgicamente y unos pasos fuertes se acercan hacia nosotras. No puedo hacer otra cosa que quedarme boquiabierta y estupefacta cuando veo al hombre en la puerta.

 - ¿Nate?...

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