El salvador

Luego de un vuelo bastante largo y varios shots de tequila en el avión, me encuentro bailando sobre la barra de un bar en un pueblito de Michigan, bueno, desde mi punto de vista estoy bailando, no sé cómo lo verán los demás.

El día de hoy definitivamente quedará marcado en el calendario como el peor de mi vida, así que, lo mejor que puedo hacer ahora es tratar de olvidar y el alcohol es perfecto para eso.

Parte de mi familia se acaba de burlar de mí en mi propia cara, merezco tener una noche salvaje o quizás, toda una semana, pero me niego a revolcarme en mi miseria.

- ¡Vete a la m****a Nicole! –grito elevando hacia el techo la botella que sostengo en mi mano

Creo que se me ha ido la mano con la bebida, de repente, todo empezó a dar vueltas a mi alrededor y tropiezo con el borde de la barra. Siento como si la caía estuviera sucediendo en cámara lenta.

 - Te tengo

Escucho la voz sin saber a quién pertenece. Tenía los ojos apretados con fuerza esperando el impacto contra el suelo cuando me doy cuenta que unos brazos fuertes me sostienen y me colocan con cuidado en el suelo.

Me giro para dar las gracias, pero al verlo me quedo sin palabras. Su mirada recorre mi rostro de una forma extraña, como si estuviera maravillado, es tan intenso que mi garganta se me seca.

 - ¿Te encuentras bien? Parecía que esa caída iba a ser algo seria

No puedo evitar sonreir cuando lo escucho hablar, lo está diciendo tan serio, como si todo no hubiese sido a causa de tanto beber.

 - No te preocupes, lo único que ha terminado herido aquí es mi orgullo

 - Oh, no pasa nada, he visto muchas otras cosas mucho más vergonzosas aquí, créeme

 - O sea, acabas de admitir que me acabo de avergonzar por completo delante de todas estas personas –le digo divertida

 - A lo grande –me devuelve la sonrisa

 - Muchas gracias, de no ser por ti seguramente hubiera terminado estampada contra el suelo

Su mirada vuelve a clavarse en mí, específicamente en mi rostro, es como si estuviese viendo algo nuevo, no lo entiendo.

 - No tienes que agradecerme, no ha sido nada

No deja de mirarme fijamente a los ojos, lo que provoca que pierda mi aliento por unos segundos. Nunca antes me habían mirado de esta forma. Finalmente, rompe el contacto visual sacudiendo su cabeza como si hubiese estado sumergido en un trance.

 - En fin, ya estás bien y yo debería marcharme

 - O… podrías quedarte y hacerme compañía aquí –una expresión intrigante aparece en su cara

 - La verdad, no creo que eso sea una muy buena idea

A pesar de su respuesta, se queda parado ahí, sin mover ni un solo músculo como si estuviera indeciso.

 - Oh Nate, qué dulce

El bartender acaba de decirme cuál es el nombre de mi salvador sin darse cuenta de ello.

 - La chica sexy acaba de ablandar a mi hermano, el robot sin sentimientos

¿Su hermano? ¿Robot sin sentimientos? Ok, lo admito, acaba de ganarse toda mi atención, la curiosidad me ha picado y fuerte.

Miro al bartender y sonreímos como si fuésemos cómplices de un juego, mientras que Nate solo frunce su ceño.

 - ¿A ti no te enseñaron nuestros padres que los menores no se meten en las conversaciones de los adultos? –dice Nate- de todas formas, ya me iba

 - Sí claro, huye

 - Cállate, Jack

 - Yo también te quiero hermano

Definitivamente, esta es la interacción más graciosa que he visto entre dos hermanos, si tan solo todos supieran respetarse como estos dos.

Nate comienza a caminar hacia la salida mientras deja su mano levantada mostrándole el dedo del medio a su hermano.

 - Debes haberlo lanzado algún hechizo o algo así, Nate siempre está de mal humor, bueno, la mayor parte del tiempo, pero solo se pone así de mal cuando una chica le gusta de verdad y créeme, a él casi nunca le gusta nadie

 - Hey, Jack, deja a esa chica en paz, los demás también tenemos derecho 

Me volteo para fijarme en quién nos había interrumpido solo para encontrarme con un hombre que está sentado a mi lado.

A la legua se nota que es uno de estos prepotentes acostumbrados a obtener siempre lo que quieren.

 - Mejor te callas antes de que te saque de aquí imbécil, estás espantando a las clientas desde hace rato, no pienses que no me he dado cuenta

 - ¿Espantando? Como se nota que nunca has seducido en tu vida, esta chica de aquí –dice señalándome- está deseosa por irse de aquí conmigo

- ¿Pero tú quién te crees que eres? Puedes irte a la m****a ahora mismo

No comprendo cómo pueden existir personas así. Con una ceja levantada y mi mejor sonrisa de desalmada me despido de él.

 - Eres de las que se hacen las difíciles ¿cierto?

 - Te acaba de decir que no está interesada, lárgate de una vez

El hombre grosero ignora por completo las advertencias de Jack y se acerca a mí invadiendo mi espacio personal. Con gran facilidad puedo sentir su aliento a cerveza.

 - ¿Estás segura que quieres que me vaya? Porque, desde aquí se nota que tu boca dice que no, pero tu cuerpo…

Cuando pronuncia estas últimas palabras me agarra fuertemente el trasero como si yo fuese de su pertenencia.

- ¡Vete a la m****a asqueroso!

Lo único que pude entender bien fueron las palabras de Nate que llegó tan rápido como una flecha, todo lo demás fue un poco borroso.

Solo sé que en cuestión de segundos, Nate lo agarra por la camisa y lo tira con fuerza por encima de la barra del bar.

Los vasos de cerveza y algunas botellas se rompen y caen hacia el suelo debido al impacto. Nate da un salto y cruza la barra para ponerse cara a cara con el hombre.

 - Discúlpate –le dice mientras lo tiene agarrado por el cuello de su camisa y lo agita un poco

 - ¡Lo siento, lo siento! –chilla el hombre con el terror dibujado en el tono de su voz

Nate lo libera de su agarre y este sale corriendo tropezando con las mesas del local a toda velocidad mientras los presentes se han quedado en completo silencio y nos miran.

Nate se acerca a mí caminando muy lentamente y me mira con expresión seria, más de lo que estaba antes.

 - ¿Estás bien?

 - ¿Te das cuenta que es la segunda vez que me salvas en una sola noche no? –le pregunto

 - Pues, si lo ves de esa forma, pues sí 

 - Estoy bien, muchas gracias

La tensión va creciendo entre nosotros mientras nos miramos y, por primera vez, veo lo que parece ser una sonrisa dibujada en su rostro.

 - Bueno, definitivamente esta es mi señal de marcharme hacia mi hotel

 - ¿Hotel? –me pregunta sorprendido

 - Sí, acabo de llegar –una mirada cargada de decepción se dibuja en su rostro

 - ¿Cuánto tiempo estarás en el pueblo?

 - Bueno, la verdad, no lo sé, he venido por un trabajo y no he reservado boleto de vuelta

 - En ese caso, déjame acompañarte al hotel, no conoces muy bien el lugar y ya es tarde

 - ¿En serio? Eso es muy dulce de tu parte

 - “Dulce” no es una palabra con la que me describen a menudo

 - Sí, ya tu hermano me estuvo contando sobre tu “mal humor característico”

 - Ese maldito –dice sonriendo- Sígueme

Me dice y salimos caminando. Sin duda alguna, esta noche parece ser prometedora…

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