En la clínica estaba Antonio, apoyadas sus caderas al auto, comiendo un helado de paleta. María Victoria lo vio interesada, me detuve frente a él y la miré.
-¿No le darás respiro a Antonio ahora que Nilvia está de luna de miel?
Me miró, tenía una mirada profunda, maquillada parecía mayor.
-Antonio trabaja para mí ahora.
-¡Vaya! ¡Sorpresa! Tienes chofer, quieres restaurante, clínica, casa.
-Sí, quiero todo eso ¿está mal? –Me retaba.
-No, si no te cambia-Miró al frente.-¿te la llevas bien con él?
-¿Con quién? ¿Antonio? Claro, lo conozco desde que soy niña.
-A mí también.
-Me la llevo bien contigo.
Reí y ella rió muy cortico.
-Necesito hacer esto Aníbal.-Me parecía increíble escucharla pronunc