— ¡Creo que es aquí! — Pandora observaba su teléfono y alrededor de ellas intentando reconocer el lugar.
— ¿Aquí qué? ¡No veo nada, Pandora! — sollozó Freya, que pensaba en mil cosas menos en reabrir esa herida — ¡Ya no quiero estar aquí!Freya ahogó un grito cuando de su otro brazo la haló un hombre alto, pataleó y peleó con todas sus fuerzas, le costó reconocer a aquel hombre por varios segundos.— Soy Andrew, soy Andrew ¡Tranquilízate! — la mirada perdida y llena de terror de Freya se fue suavizando cuando por fin en medio de la penumbra de los columbarios lo reconoció.— ¡Estás bien! ¡Estás conmigo! — le aseguró Pandora.— ¿Qué está pasando?— Vengan conmigo — las reco