Con el peligro en casa.
—¿¡Tú no estabas en tu departamento!? — le reclamó Isabella a Maximiliano cuando lo vio sentado en el sofá vistiendo con un pijama de seda azul oscuro.
Él ni se molestó a pesar del ruido que ocasionó el vaso cuando se rompió o del sonido de impresión que emitió Isabella, tan solo siguió tecleando su portátil como si nada fuera más interesante.
Isabella estaba tan impactada que aún no asimilaba que estuviera ahí, y aunque sabe bien que Maximiliano es demasiado arbitrario creyó que él se había ido a su propio departamento.
«Pensé que bromeaba cuando me dijo que viviríamos juntos o que era para molestar a Oliver, pero este hombre descarado ya está agotando mi paciencia», rezongó para sus adentro, a medida que apretaba los puños y no se atrevía a dar un paso para no terminar herida gracias a Maximiliano que no le ha dejado nada más que enfados y molestias.
—¿¡Oye no piensas que te estás tomando demasiada confianza!?— le reclamó sin limitarse, ya que sin Emiliano presente podía hablar sin