Celeste.
Un nuevo día de entrenamiento llegó, y Kael se estaba comportando de forma normal después de lo que pasó en el río hace dos días…
Y yo que no dejaba de pensar en eso, me costaba concentrarme. Los nervios los tenía a flor de piel.
—Celeste, ¿me estás escuchando?
Parpadeé.
No había escuchado nada de lo que dijo. Me quedé tan absorta en mis pensamientos que recibí un suspiro cansado de su parte.
—Eh, ¿me lo repites? —pedí, jugando con mis dedos.
—La pelea contra el clan de vampiros será dentro de tres días —informó, con una mano en la cadera—. Hay que apuntar a su rey, y así los demás perderán su rumbo y no tendremos que preocuparnos.
—¡Ah, sí! —Fingí haber entendido—. Este, sólo necesito que me recuerdes una cosa. ¿Por qué es que debemos pelear con ellos?
Hice un puchero con mis labios.
—El rey vampiro de ese clan nos amenazó. Cree que puede ganarme a mí y quedarse con mi territorio, y ganarse el respeto de los demás vampiros por matarme —se mofó—. Así que para evitar