48. ¡Por favor, vuelve!
El bosque se cernía oscuro y espeso bajo la luz de la luna. Damián corría entre los árboles, ramas arañándole los brazos y la respiración cada vez más agitada. El aullido de Rowan aún resonaba en su mente, como una llamada de auxilio velada en dolor. Tenía que encontrarlo. No podía perderlo también.
— ¡Rowan! — gritó con la voz quebrada por el miedo de que le pasara algo,era muy extraño el sentimiento que le despertaba ese niño a pesar de no ser suyo— ¡Por favor, vuelve!
No hubo respuesta, solo el crujir de hojas secas y el lejano canto de los grillos. Pero algo lo guiaba, algo más allá de la razón. Una energía tenue, mágica, como si el bosque mismo le mostrara el camino. Entonces lo sintió, una brisa cálida, cargada de un perfume dulce, etéreo, imposible de describir. La siguió.
Y de pronto, se encontró en la linde de un claro bañado por luz de luna. Aquel lugar estaba prohibido para ellos. Habían intentado cruzar muchas veces, pero la bruma no se lo permitía jamás; era como una barr