104. Te busqué en sueños.
El plateado rocío lunar empapaba a Isolde, cada gota rebotando y resbalando por su piel como perlas líquidas que la cubrían de un brillo irreal. Damián caminaba a su lado entrelazando su mano con la de ella.
La calidez le resultaba reconfortante; cerró los dedos alrededor de los de él, apretando más el agarre de sus manos mientras caminaban sin saber muy bien adónde, pero tampoco es que importara demasiado.
Estaban en el claro sagrado, un lugar vedado a todos salvo a Rowan, a Isolde y a Raven. Pero en ese instante, al igual que la vez en que Rowan lo permitió, Damián entró sin dificultad.
Damián rodeó a Isolde con sus brazos, pasando un brazo alrededor de su cintura para pegarla más a él mientras con la otra mano acunaba su rostro.
— ¿Sientes esto? — susurró él inhalando el aroma de su cuello y rozando la piel de esa zona con la nariz.
Isolde no respondió con palabras, solo cerró los ojos, sintiendo esa caricia y el latido de su propio corazón resonando con el de Damián. La luz de la