Capítulo 70.
Le pedí que me llevara a un lugar en donde vendieran duraznos porque yo era una adicta que necesitaba mi dosis diaria y eso aligeró el ambiente.
Por supuesto, no me había olvidado del tema.
-Cuando tenía tu edad, mi mamá también salía cuando creía que nadie la estaba viendo. Mi sitio favorito para esconderme y espiar fue un viejo tronco que había detrás de la casa de la manada. - Dije con suavidad pendiente de nuestro entorno. No quería que oidos curiosos escucharan por casualidad. Por fortuna, el camino estaba despejado y solo un par de lobos trabajadores caminaban de aquí para allá.
-¿Nunca te descubrió? - Preguntó con interés.
-Por supuesto que lo hizo. Nunca he sido la más sigilosa del mundo. - Dije con una risita. - Estuve castigada por meses. Nada de postre ni jugar con mis amigos.
-Mamá aún no me descubre. -Murmuró cabizbaja. - Ya no quiero que salga.
-¿Por qué? ¿Te deja mucho tiempo sola?
Ella negó.
-Desde que recuerdo a ella no le gusta mucho estar conmigo,