POV Leonard

El amanecer llega con un silencio extraño, como si el propio castillo contuviera la respiración. Estoy en el corredor del ala oeste, esperando noticias. He pasado noches enteras sin dormir, vigilando, midiendo el pulso del reino, sosteniendo sobre mis hombros la corona mientras el rey lucha por seguir respirando.

Y hoy, cuando escucho los pasos apresurados del médico real, siento que el corazón me golpea fuerte dentro del pecho.

—¿Cómo está? —pregunto en cuanto lo veo girar la esquina.

El hombre sonríe, cansado, pero sonríe.

—Ha abierto los ojos, mi lord. Está consciente.

Cierro los ojos un instante. No sabía cuánto necesitaba escuchar eso. Es como si una cuerda, demasiado tensa durante demasiado tiempo, finalmente aflojara.

Por un segundo, dejo que ese alivio me recorra entero.

El reino ha estado temblando, pendiente de una sola pregunta: ¿vivirá el rey?

Y si no lo hacía, yo sabía exactamente lo que vendría, disputas internas, nobles hambrientos de poder, movimientos viol