Marina Johnson se encontraba en un momento de profunda desesperación. Su madre, gravemente enferma, requería una operación que costaba una fortuna. Llena de esperanza, la joven acudió en busca de ayuda a su novio, pero al llegar a su casa presenció una escena devastadora: lo encontró con su mejor amiga en un acto de traición. Sin opciones y con el corazón roto, Marina decidió vender su pureza a un desconocido,En un lúgubre lugar, se trataba de Gilbert Macallister, un hombre adinerado y habitual visitante de clubes exclusivos,el dinero selló un negocio del cual no tardaría en arrepentirse.La joven jamás pensó en volver a ver a ese caballero,más el destino caprichoso los volverá a juntar.
Leer másMarina Johnson.
Mis amigos me insistían,¿verdad o reto?,ellos eran muy irreverentes y no quería ventilar mi asuntos privados,supuse que querían saber si todavía era virgen,a mis veinte años me daba pena admitir que Jhon y yo no lo habíamos hecho.
No había sido por culpa de Jhon,más bien fue una decisión de mi parte y lo que más me orilló a pensar de ese modo fue que él se iría a estudiar arte dramático a los ángeles.
El motivo de esa reunión de amigos en la discoteca era despedir a mi novio,que viajaría en dos días.
El lugar estaba casí vacío eran las diez y media de la noche,aparte de nosotros que éramos un grupo de ocho personas,había en la barra un caballero de aspecto elegante muy guapo,tendria unos treinta y cinco años.Su estampa era de galán de esa telenovelas que le gustaban a mi madre.
—Marina,¡responde ya!,¿verdad o reto? --Repitió Catalina de forma inquisidora.
—Prefiero reto—.Me encogi de hombres,¿qué más podían pedirme?
—¿Ves ese hombre que está en la barra?
Yo pensé-¿Cómo no fijarse en un hombre tan bello?-Sí por supuesto—.Respondí sin darle mucha importancia.
—Le haras un baile sensual,y no me digas que se enoja Jhon.
Mi novio sonrió y asintió con la cabeza mientras me decia—¡Anda amor es un juego!
Yo me planté entrente del caballero y le bailé mientras tomaba su trago de whisky y lo vaciaba en mi franela,el frío del aire acondicionado más lo mojado de mi franela hacia ver la punta de mis senos,me le encimé bajando de manera sensual y el hombre se quedó congelado,luego volví a la mesa de mis amigos.
-¡Ya lo hice!-Exclamó sin atreverme a ver hacia la barra.
-Mi amor,de no saber que era un reto me hubiesen dado muchos celos—.Bromeó mi novio.
La noche pasaba entre tragos,bailes y chistes,pedimos la cuenta muy entrada la madrugada.
—El señor Macallister pagó la cuenta de esta mesa.
-¿Quién rayos es Macallister?-Preguntó mi novio.
El mesonero señaló a otra mesa dónde se encontraba ese hombre con dos amigos más.
Nos marchamos del lugar,Jhon me llevó a mi casa,en la entrada había una ambulancia.
Era mi madre a la que llevaban en una camilla a urgencias,mi novio me acompañó.
Apenas pude hablar con el médico me explicó que mi madre necesitaba ser intervenida lo más pronto posible de una obstrucción circulatoria.
La operación era costosa y no teníamos seguro médico,mi madre me había ocultado su malestar por interés que ingresara a la universidad, éramos de bajos recursos económicos,ella había pagado mis estudios con esfuerzo y cursaba mi segundo semestre de ingeniería civil.
—Doctor,¿cómo qué tres mil dólares?,no contamos con ese dinero.
—La calidad de vida de su mamá,ira decayendo si no se hace la cirugía y existe el riesgo de muerte.
Lo único que se me ocurrió fue dejar mis estudios y buscar un empleo,mi difunto padre tenía un amigo que podía prestarme ese dinero,el señor Anderson Sandler.
Fui a su oficina y me atendió de manera amable,le expuse mi caso con sinceridad.
Él era un hombre de edad madura tenía cómo unos cincuenta años y era regordete.
—Necesito un préstamo para operar a mi mamá.
—¿De cuánto dinero estamos hablando?
—Cinco mil dólares—.Mascullé al mirar su rostro que se transformó de inmediato.
El hombre se saboreó nunca olvidaré la mirada que me lanzó el muy baboso.Se dirigió a la puerta y le pasó seguro.
Sus manos me tocaron las pompas y me dijo:” quítate el calzon”
-No señor.¿Quién se cree usted que soy?,además usted puede ser mi abuelo,¿no le da pena?
—No,además nadie te dara dinero a cambio de nada,tú no tienes la solvencia para devolver ese dinero.
—¡Primero muerta!, antes que dejar que sus asquerosas manos me toquen.
Tanto la cerradura y abrí la puerta,las lágrimas me cesaban,¿cómo podía ser posible?,mi madre estaba al borde de la muerte y yo no podía hacer nada.
Una llamada de teléfono me puso más alerta,era el doctor que atendía a mi mamá.
—La señora,tuvo un episodio,ya logramos estabilizarla,es de carácter obligatorio operar lo mas pronto posible.
De camino a la parada de buses lloré mucho,llamé a mi amiga Catalina y la llamada se fue a buzón.Marqué al celular de Jhon y de igual modo no atendía.
Necesita hacer un adelanto a la administración de la clínica,fui al departamento de mi novio,yo tenía una copia de la llave,él me la había dejado para que lo ayudara en su ausencia a mantenerlo decente.
Entré al edificio y el portero me saludó,ya me conocía.Subí por el ascensor y al girar la llave escuché música dentro.
—¡Está en casa al menos!,yo creo que yo puede prestarme aunque sea mil dólares.
Mis ojos se llenaron de lágrimas antes esa escena,Jhon estaban desnudos,cómo Dios los trajo a este mundo,él estaba recostado en el sofá y ella lo cabalgaba.
—¡Desgraciados!,¡son unos malditos!---Vociferé tomando del cabello a Catalina—¡Eres una m*****a zorra!
Ella se rió de mí,al parecer no le dolió.mucho la cachetada que le dí.
— La culpa es tuya,tienes a Jhon a pan y agua,el cuerpo pide—.Sus palabras me hirieron en lo más profundo.
Jhon se colocó el bóxer y la camisa,lo único que repetía era:”perdóname Marina,está mujer me sedujo y no soy de palo.”
—De más está decirte que no me busques más,a ninguno de los dos lo quiero volver a ver—.Los fulminé con la mirada y sali al ascensor.
Me parecía estar en una pesadilla de una historia muy macabra.
Cerca de ese lugar había una elegante fuente soda,pedí un té para calmar mis nervios y me retocaba el maquillaje cuando una seductora voz masculina me sacó de mi letargo.
—¡Así que eres tú!, ¡Supongo que quieres tu dinero en efectivo!---Me extendió un fajo de billetes—son dos mil dólares—.Espero que el servicio lo valga.
Antes de que pudiera decir algo el hombre prosiguió:”Vamos a una suite que tengo cerca.Nada de preguntas personales,si eres buena en lo que haces te vuelvo a contratar.”
Era el mismo hombre de la barra en aquella discoteca,a quien le hice el baile erotico y era obvio que me había confundido con una prostituta.
—¡Tomé su dinero y larguese de aquí!---No tenias ánimos de discutir.
—Si te parece poco,te doy cinco mil,ya me habían dicho que eras cara.
A mi mente vino la última frase de esa conversación con el médico:”Es de carácter obligatorio operar.”
Lo primero que pensé fue que si la cura de mi madre dependía de lo que tenia entre las piernas,no había nada que pensar,peor hubiese sido perder la virginidad con Jhon que no se la merecía de paso,al menos ese hombre me pagaría.
—Dame el dinero y vamos a la dichosa suite.
—Aquí tienes tus cinco mil.---Extendió su mano y me los entregó.
Gilbert Macallister Los trillizos ya habían cumplido tres años, y la vida en nuestra mansión estaba repleta de risas y caos. Sin embargo, había un tema sobre el que Marina y yo siempre caemos: el matrimonio. A menudo discutimos si es mejor esperar o dar el siguiente paso. —No sé, Gilbert —me decía ella, con una sombra de tristeza en su mirada—. Me da pena separarme aunque sea un momento de los pequeños. La idea de irnos de luna de miel solo nos aleja por más tiempo.En una de mis propuestas, le dije:—¿Y si viajamos todos juntos? Una luna de miel en familia, ¿qué piensas?Marina se rió, aunque aún notaba la preocupación en su rostro.—Tiempo es lo que nos sobra, ¿verdad? Pero, cariño, aún no estoy lista para tanto estrés de un matrimonio.Con la complicidad de Gema y mi amigo Ethan, decidí que era hora de hacer algo especial. Quería crear un recuerdo imborrable en su corazón. Así que reservé una cena en un restaurante, un lugar acogedor donde cada bocado cuenta una historia.Esa no
Marina Johnson Mis dolores de parto eran cada vez más intensos, y la angustia pintaba el rostro de Gilbert mientras corría de un lado a otro en la sala.Miré sus ojos desorbitados, el sudor perlaba su frente, y por un instante se convirtió en un espejo de mi propio pánico. —Respira, amor —le dije con voz temblorosa, aunque sabía que no era yo quien debía tranquilizarle.—¿Te duele mucho? —preguntó, sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y amor.—Es una pregunta tonta, por supuesto que me duele. Pero ya estoy en esto, y tengo que ser fuerte —inhale y exhale repetidamente, tratando de centrarme en lo que estaba por venir, en los pequeños que pronto tendría en brazos.Gilbert agachó la cabeza, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros.—Lo siento, es que los nervios me ponen tonto —respondió, su voz apenas un murmullo.Traté de darle una sonrisa alentadora, aunque el dolor me desgarraba. Pero lo necesitaba; necesitaba su apoyo más que nunca. Finalmente, llegamos a la
Marina Johnson —Mi amor, vamos a enfrentar esto juntos —le dije a Gilbert, apretando su mano con fuerza, sintiendo cómo sus dedos entrelazados con los míos me brindaban una inexplicable seguridad. Él me miró con ternura, y esa chispa en sus ojos me hizo sentir que todo iba a estar bien.—No te preocupes, amor. Todo va a estar bien. Gema tiene que entender que nosotros nos amamos —respondió, su voz era un susurro calmante que aliviaba mis temores.Con determinación, entramos a la sala de la mansión. El aire estaba cargado de tensión, ya que sabía que Gema no lo recibiría de buena manera.Antes de que pudiera hacer un comentario, Gema se llevó una mano al pecho en un gesto dramático y, para mi sorpresa, cayó desmayada al suelo.—¡Gema! —exclamé, corriendo hacia ella—. ¡No! ¿Qué te pasa?Ethan, que estaba visitando a Nathan en ese momento, miró a Gema en el suelo y dijo, sin perder su sarcasmo:—Ya deja la payasada, Gema.—¡No ves que mi hermana perdió el sentido! —grité, cada segundo
Marina Johnson.Miré por la ventana de mi habitación, observando cómo la lluvia caía a raudales sobre el jardín.El estruendo de los truenos resonaba en la distancia, pero para mí, parecía un reflejo de mis propias emociones turbulentas.Acaricié suavemente mi gran barriga, sintiendo los movimientos leves de los trillizos que llevaban meses creciendo en mi interior. Estaba ansiosa por conocerlos,y al mismo tiempo sabía que lidiar con el estado de salud de Gema no sería nada sencillo.El eco de las palabras del doctor resonaba constantemente en mi mente: “Su corazón está delicado.”Gema se lo tomó con mucho angustia y me decia:— Cada latido de mi corazón se ha convertido en un recordatorio constante del riesgo al que me enfreto,así que mejor no me hagas enfurecer,ya deja de ver al idiota ese.Ella no deseaba ver a Gilbert ni un metro cerca de mí.No tenía sueño y me asomé a ver por la ventana de mi alcoba.La puerta se abrió con cuidado y mi hermana Gema entró, su rostro pálido aún mo
Gilbert Macallister — Es grato verte,estoy preparando la cena,hoy se me antojó cocinar.-Marina luce hermosa con el cabello recogido y un delantal.—Entiendo,seré breve solo vine para saber que estás bien y me alegra verte así que ya…Ella sintió un poco de pena,por la timidez con la que me expresaba y en forma rápida me interrumpió:—Quédate a cenar.—¿Cómo dices?—Lo que oyes,siéntate que voy a la cocina a dar un último toque y vuelvo. Asentí y la esperé en la sala de estar de la mansión que había sido mi hogar por mucho tiempo.Gema entró sigilosamente mientras Marina estaba en la cocina.No se mostró sorprendida al verme,susurró para sí misma:—Debo hacer algo para Marina abra los ojos de una vez..— No crees que es tú hermana la que debe decidir qué es lo que quiere.—Uff,Oíste lo que dije,creí que lo había pensado—. Dijo llevándose la mano a la boca de forma burlona.Marina entró a la sala y viendo la tensión entre ambos expresó:— ¡Oh, Gema! ¿Qué haces aquí? ¿Pasa algo?Gema
Marina Johnson — Te deseo lo mejor en tu vida,Gema.-Agregó mientras empuñaba el bolígrafo.Ella no dijo nada, en el fondo no estaba feliz,se negaba a dejarlo ir.Ese día tan esperado había llegado. Gilbert se encontraba sereno,con la mirada perdida en el horizonte. Sabía que había tomado una decisión que cambiaría sus vida para siempre, pero estaba seguro que era lo correcto. A pesar de la infidelidad de Gema, había optado por negociar el divorcio de la manera más civilizada posible. Gema había dado mucha lucha durante todo el proceso de divorcio, tratando de obtener la mayor parte de las propiedades en común. Pero finalmente, se encontraba frente a la realidad de que debía firmar los papeles y dejar atrás aquella vida que compartió con Gilbert.Mientras tanto,a escasos metros de la oficina del juzgado Ethan y yo nos despedimos en buenos términos. Habíamos decidido separarnos por mutuo acuerdo, alegando diferencias irreconciliables. A pesar de todo, nos miramos a los ojos y supimos
Último capítulo