Marina Johnson.
Me quedé hipnotizada al mirarlo desde la ventana,no llevo mucho tiempo en esta mansión y me parece un siglo,me angustia la presencia de Gilbert,me da pesar el hecho de desear con tanta intensidad al esposo de mi hermana.
Me escondo un poco y apago la luz,no sé si me ha visto parada en el marco de mi ventana,desde aquí se ve alto,guapo e imponente.
Trago seco,suspiró y me abanico para aplacar el sofoco que me produce verlo aunque sea de lejos.
Si él supiera todo ese cúmulo de sensaciones que produce en mí,aunque me inclino a pensar que si lo sabe,porque tuvo el valor de citarme en el jardín.
Lo deseo con todo mi ser,añoro su cercanía,sus besos y caricias,recuerdo ese momento en que me hizo suya y todo mi cuerpo se estremece.
No soy una mujer dada a los placeres de la carne y mis principios no me permiten ceder ante esta pasión arrolladora.
“Tengo que sacar ese sentimiento de mi cabeza “. Susurré con respiración entrecortada.
¿Y si bajo a cumplir la cita?-.Ese mal pen