Un nuevo día comienza y ese pequeño cuerpo que está sobre mí como si fuera una garrapata me hace despertar con una sonrisa feliz, pero con una tremenda erección en la cual se está restregando.
Me remuevo un poco para ver si me la quito de encima e ir al baño a descargar esta necesidad casi animal de poseerla.
—Mierda, Savannah. Me la estás haciendo muy difícil—siseo entre dientes, mientras me dejo masajear.
—Hoy tenemos hora con la doctora Sutton, niño bonito. Puede que mañana no quieras decir lo mismo.
—¿Estabas despierta?—aunque su voz es ronca, me ha dejado claro que estaba jugando conmigo por la tremenda sonrisa que se planta en su hermoso rostro.
—Hace rato, pero te dejé dormir, me encantan tus ronquidos.
—¡Yo no ronco!— digo entre risas y haciéndome el ofendido.
—Te aseguro que lo haces — me guiña un ojo y de la nada se levanta corriendo al baño— mi teléfono ya tiene varios registros del hecho, señor O'Connor.
—¡No puedo creer que me hayas grabado!
—Ay mi niño bonito, en HD y 4K