—Sabía que no aguantarías las ganas de saber todo, eres tan predecible, Vannah —sisea como la serpiente rastrera que es y q me perdonen esos ofidios por hacer una comparación con ellos, pero ver como mueve su lengua en esa boca que querría moler a golpes, me asemeja a esos hermosos animalitos.
—No soy tonta, Ariel— digo de forma suace y cssi melosa, para buscar en su actitud sus puntos débiles y ¡Bingo! Ahí está el primero porque empieza a pellizcar sus manos y baja la mirada—, pero ya que queremos ser francos el uno con el otro me interesa saber tu necesidad de eliminar.
Me acerco nuevamente a la silla y saco un folder que abro frente a él, su ansiedad se nota hasta por los poros, mira los documentos como si fueran buenas noticias, pero su carw cambia cuando las fotos que aparecen son de las chicas fallecidas en Londres. La última foto que saco es la de Daria y he ahí otro quiebre, sus ojos se expanden y traga grueso.
—E… Ella ¿está bien?— susurra sin dejar de ver la foto.
—Primero l