DANNA
La mujer se disculpó con la excusa de que debía ver la alcoba.
—Lo lamento. Sin embargo, deberá acompañarnos al departamento de policía para dar su declaración. Ordenaré que tomen unas muestras de las manos y uñas de su esposo, y que a usted la examinen para tener pruebas de que ha sido todo en defensa propia. Si todo ha sido como dice, seguro encontraremos su ADN bajo sus uñas, por el intento de asfixia.
—Gracias.
—¿De casualidad hay cámaras en la zona de las escaleras? —indagó y asentí.
—Sí. Pero no sé dónde revisar las imágenes.
—Se las pediré a la dueña de casa, no se preocupe.
Me coloqué nuevamente la camiseta y caminamos hasta donde se hallaba Brigitte.
—Señora Brunelli, necesitamos estudiar las imágenes que captó esa cámara. —Señaló el hombre un rincón del techo y ella sonrió.
—Por supuesto, oficial. Acompáñeme —dijo con amabilidad y el detective la siguió.
Mientras, me quedé de pie observando como recogían el cuerpo de Roger y pensando qué le diría a sus padres y a nuest