PIERO
Levanté la mano, arrugando el papel y Sabrina se abrazó a sí misma, sollozando de nuevo.
—Entonces, ¿qué pasó?
Suspiré con fastidio y me acerqué hasta ella para envolverla entre mis brazos.
—Lo averiguaremos, Sabrina. Te lo prometo. —Levanté su rostro con mi mano y sequé sus lágrimas con mis dedos—. Aunque, me siento un poco decepcionado… —susurré porque tomara tan a mal haber amanecido a mi lado y con un acta de matrimonio en mano. Ella me vio con culpa.
—Lo lamento, no quise culparte.
—¿Es tan malo que te supieras casada conmigo? —pregunté y me miró con sorpresa.
—No se trata de eso. Es solo que no recuerdo nada, ni siquiera lo que ocurrió aquí, en esta cama… no sé ni donde estoy, Piero y no me puedes culpar de no estar feliz por esta situación —se excusó, mientras apartaba su pelo de sus hombros.
—Estamos en mi habitación…
—No sé cómo seguir mirándote después de todo esto… —dijo apenada, bajando los ojos y me causó ternura por lo que sonreí, a pesar de todo el problema que im