Mirada intensa

Capítulo 5

Esa noche, el Zafiro estaba totalmente lleno de energía, y el ambiente vibrante se sentía en cada rincón del mismo. Irina, conocida por todos como "La Hechicera", se preparaba para su último baile en ese lugar que fue su refugio cuando más lo necesito. Había tomado la difícil decisión de dejar atrás esa parte de su vida, y aunque el escenario había sido su refugio durante mucho tiempo, sabía mejor que nadie que la hora de cerrar ese capítulo y comenzar uno nuevo se había acercado.

Mientras Irina danzaba armónicamente cada nota de aquella canción, cada movimiento era una mezcla de gracia y seducción para ella misma. Irina se entregaba por completo a la música cuando llegaba su turno, pero en medio de su actuación, inesperadamente sintió una mirada sobre ella que la hizo vibrar. Era una mirada demasiado intensa, penetrante hasta los huesos, que parecía atravesar su alma y desnudarla por completo. Sin embargo, a pesar de su experiencia en el escenario tal vez debería decir que estaba acostumbrada a ese tipo de miradas, pero esa mirada en específico era diferente y la ponía muy nerviosa. Era como si un rayo de electricidad recorriera todo su cuerpo, generando un terremoto que podría sacudir todo el planeta. Aun así y bajó todo pronóstico, se obligó a sí misma a ignorarla. Había aprendido con el tiempo a protegerse de los hombres que solo buscaban satisfacer sus deseos con ella, y esa noche no iba a ser diferente a las demás. Si por tanto tiempo había permanecido en ese lugar era porque tenía sus propias reglas y nadie, pero absolutamente nadie iba a cambiar eso.

Cuando terminó su última actuación, el aplauso de todos los presentes resonó en sus oídos, pero su mente aún seguía atrapada en la sensación de aquella mirada. Sin embargo, para evitar que todo cambiara esa noche se retiró a su camerino, donde la esperaba Minerva con una sonrisa de orgullo en el rostro. La dueña del Zafiro se encontraba llena de orgullo por la actuación de Irina y cada que tenía oportunidad se lo dejaba saber.

— ¡Increíble, como siempre! — exclamó Minerva luego de darle un abrazo — No puedo creer que estés dejando el escenario y que esta haya sido tu última noche ¿Qué planes tienes ahora para ti querida? ¿Todo salió bien con la oportunidad que estabas buscando y de la que tanto me hablaste?

Irina sonrió al escuchar esas preguntas, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Llevaba días reservándose para sí misma la nueva oportunidad que había estado buscando, pero ahora que todavía ha salido mejor que nunca, podía contarle sin ningún tipo de problema.

— Esta mañana tuve una entrevista de trabajo en una empresa muy importante y me contrataron como asistente personal de un empresario poderoso. La paga es excelente, y eso me permitirá pasar más tiempo con Gail. Así que cuando me dieron la noticia casi me da algo y es por eso que estoy tan feliz.

— ¡Vaya! Eso suena maravilloso, Irina. Te lo mereces, hermosa. Estoy segura de que estarás increíble en ese nuevo trabajo que has conseguido, pero... ¿Estás lista para dejar atrás el Zafiro después de tanto tiempo? Si quieres puedes venir de vez en cuando y ese escenario siempre estará listo para ti.

Irina asintió ante las palabras de Minerva segura de su nueva decisión, aunque en su interior había una pequeña parte que se sentía nostálgica. Había disfrutado de su tiempo en el club, acompañada de todos los que trabajaban ahí, pero sabía que era hora de avanzar. Su hijo dependía de su tiempo ahora que con cada día crecía más y debía de cuidarlo el doble aunque ya hubiesen pasado unos años desde que venció su enfermedad.

— Estoy lista para lo siguiente Minerva, pero siempre estaré agradecida contigo por esta oportunidad. Quiero estar más presente en la vida de Gail, ya que sabes que él es lo más importante en mi vida. Mi pequeño bebé necesita su beso de las buenas noches antes de acostarse a dormir y no una mamá que llega tarde todas las noches. 

— Lo sé, cariño, sé que eso ha sido muy difícil para ti. Sin embargo, vuelvo a repetirte que siempre estaré aquí para ti necesitas, y si alguna vez decides volver, las puertas del Zafiro estarán abiertas. Eres una estrella, Irina y como estrella debes brillar.

Después de despedirse de Minerva y de sus compañeros, Irina se sintió aliviada y emocionada por el futuro que le esperaba fuera de ese lugar. Mientras se cambiaba y se preparaba para salir, no pudo evitar recordar la mirada que la había inquietado durante todo su baile. Era un pensamiento que no podía sacarse de la cabeza, pero decidió dejarlo atrás como todos en esa noche. Su enfoque ahora debía estar en su nuevo trabajo y en su hijo, no en una mirada que nunca más iba a volver a recibir por parte de un total desconocido.

Al salir del club por la puerta trasera, la brisa fresca de la noche la envolvió, y por un momento, sintió que el mundo se abría ante ella. Irina sabía que había tomado la decisión correcta y con cada paso que daba, se acercaba más a la vida que siempre había soñado: una vida en la que pudiera ser madre y proveedora, sin sacrificar su felicidad.

Sin embargo, en el fondo de su mente, la imagen de aquel hombre con la mirada intensa persistía Por más que quería borrarla. Irina se prometió a sí misma que no se dejaría distraer por eso, ya que ahora tenía un nuevo camino por delante y estaba decidida a recorrerlo con valentía y determinación, por ella y por Gail.

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