Roger cayó en la cama, agotado, después de mentirle a todos menos a su padre.
Cuando regresó de hablar con su padre y que le mostrara todos los cambios que había realizado en ese tiempo en la empresa, volvió a su nuevo hogar.
Quería encerrarse por un rato en esa habitación que había dejado tantos años atrás y pensar en su nueva situación.
Lo que pensó y lo que ocurrió fueron cosas distintas.
Su madre lo cazó apenas cruzó la puerta y quiso interrogarlo.
—Dime que te harás cargo y no nos dejarás en manos de tu hermano.
Roger sintió que todos y cada unos de los vellos de su cuerpo se erizaron.
Su madre apareció como un felino y casi saltó sobre él mientras murmuraba esas palabras.
Esa mujer era intensa y debía reconocer que temía que llegara la hora de presentarle a Natalie.
Ella era muy especial con la gente, no le gustaba nadie o más bien no le gustaba nadie que no fuera 100% un dechado de virtudes.
La perfección en todos los sentidos.
Claro, esa perfección era juzgada dentro de sus es