Punto de vista Mérida
La rabia me subía por dentro mientras escuchaba a mi hijo hablar de su boda con Valeria. Tenía que hacer todo lo posible para evitar que ese día llegara.
—Mamá, gracias por encargarte de los arreglos florales, quiero que ella se sienta como una reina en nuestra boda —Marcel me miraba con una emoción que casi podía tocar.
—Hijo, creo que es demasiado pronto para casarte. Es una decisión apresurada, y Valeria, en su estado actual, no puede ofrecerte lo que mereces —no pude evitar que mi voz llevara una carga de ironía; simplemente no la veía como la mujer indicada para ti.
—¡Mamá! ¿Qué te pasa? Pensé que habías aceptado nuestra relación. Además, ella está a punto de recuperarse, eso debería alegrarte, ¡soy tu hijo! —Los ojos de Marcel brillaban con tanta intensidad al hablar de ella que se notaba lo profundamente enamorado que estaba.
Respiré hondo y por un instante me callé, tragándome lo que quería decir.
—Tienes razón, hijo, tu felicidad es mi felicidad. Ahora d