Al abrir la carpeta, lo primero que vi fue un nombre en letras grandes, subrayado con tinta negra. Austin Powell.
Debajo, había informes policiales, fotografías borrosas, documentos legales a medio redactar. Y, en medio de todo eso, una frase escrita en rojo, subrayada con fuerza: “Puede que ella se encuentre viva.”
Tragué saliva sin darme cuenta.
—¿Qué significa esto, Gianluca?
Mis dedos pasaban página por página, tratando de encontrar algo que conectara el caos. Hasta que la vi.
—¿Una foto de Rocío?
Fruncí el ceño. La imagen no era actual, pero la reconocí al instante. Su rostro era más joven, con una expresión completamente distinta. Algo en su mirada era más duro, más apagado. Más sobreviviente que mujer.
—¿Qué tiene que ver ella con todo esto?
Y entonces seguí leyendo.
Cada línea, cada nombre, cada fecha… era como una pieza cayendo en su lugar, pero de un rompecabezas que nunca quise tener entre las manos. Documentos judiciales ocultos, expedientes sin cierre, registros de vigila