Los documentos hablaban por sí solos. Todo apuntaba a un mismo nombre. Austin Powell.
Hassan cruzaba datos, ampliaba informes, comparaba archivos que habían sido eliminados y reconstruidos. Yo no podía apartar la vista de un informe policial marcado como confidencial.
—Mateo —dijo Hassan, sin apartar los ojos de la pantalla—, necesito que veas esto.
Se acercó con una carpeta en mano. Adentro, un reporte que detallaba pagos irregulares autorizados por altos mandos… y una línea subrayada en rojo:
“Orden de ejecución: Sofía M. Confirmado. Responsable: Austin Powell.”
Mi hermana.
—Él la mandó a matar —murmuré, apenas creyendo lo que decía—. No fue un error. No fue una consecuencia. Fue una orden directa.
Hassan asintió con gravedad.
—Y no fue la única víctima colateral. Sigue leyendo.
Me pasó otro documento. Un informe médico, sellado por el hospital, en que me habían entregado el cuerpo de mi hermana. La información genética era precisa.
—Sofía es hija biológica de tu hermana. Lo que ya