43. UNA DECISIÓN DIFÍCIL
VICTORIA:
Miraba la figura delicada de Isabel, la imagen perfecta de la fragilidad. Era evidente que ella sabía cómo manejar todas las oportunidades a su favor. Lo había escuchado el día anterior; Ricardo podía ser firme conmigo, incluso irreductible. Pero cuando se trataba de ella, parece que siempre cedía. Y ella lo sabía. Jugaba con ello como quien juega a construir una casa de cartas que no puede derrumbarse.
Mi educación había sido estricta y tradicional. Mis padres me inculcaron valores como la honestidad y la franqueza, dejándome desprovista de las artimañas que otros dominaban con maestría. Esa inocencia me convirtió en presa fácil para Ana, quien se presentó como mi mejor amiga mientras tejía una elaborada red de engaños junto a mi exp esposo. Él, un cazafortunas experimentado, había encontrado en mí la heredera perfecta: ingenua y confiada. Mientras yo creía vivir un cuento de hadas, ellos representaban su propia obra, donde Ana pasó de mejor amiga a amante, y mi "príncipe"