Adrian presenció en todo momento el abrazo de despedida de Emma y Emilia, se sintió el espectador de una película dramática de esas que te hacen llorar a cántaros.
Finalmente, la niñera soltó el abrazo y arropó a la niña en la cama, cubriendo su cuerpecito hasta el cuello, luego besó su frente con cariño, como si fuera una madre despidiendo a su niña hasta el día de mañana, y se levantó del suelo, caminando hacia la salida, mientras con disimulo y mirando hacia el suelo, se limpiaba unas lágrimas traicioneras.
Adrian retrocedió unos pasos y aguardó a su llegada en el pasillo.
Vio salir a la azabache del cuarto y cerrar con cuidado la puerta.
-¿Cómo está ella?- Se animó a preguntar el joven CEO.
Emilia se colocó frente a él y finalmente levantó su mirada de orbes celestes como el cielo hacia él, solo que ahora el color de sus pupilas parecía el de un cielo tormentoso.
-Va a estar bien… - Atinó a decir.
Adrian asintió con la cabeza, incómodo.
-Emilia yo…
-Voy a decir una sola cosa, seño