Capítulo 51. Buscando conservar la calma.
Carla y Lidia fueron a visitar a Emma luego del mediodía, para saber cómo se encontraba luego del amargo momento que vivieron la noche anterior con Marco.
Se ubicaron en la terraza a tomar una limonada fría mientras los niños jugaban en el patio con una pelota inflable. El sonido alegre de sus risas contrastaba con la tensión que todavía mantenían las mujeres en su pecho.
—Sigo con el terror atrapado en mis huesos —reveló Carla—. Aun no entiendo como ese hombre pudo haber aparecido así, tan de repente y con esa violencia.
Emma suspiró con pesar. No podía dejar de sentir la presión de las manos de Marco en sus brazos y su aliento agrio en su cara.
—Él es muy astuto para ubicar a alguien, esa es su profesión. No debí subestimarlo y pensar que había logrado esconderme lo suficiente.
—Tiene que haber una forma de detenerlo. Es un peligro que esté allá afuera, suelto —opinó Lidia antes de darle un trago a su bebida.
Emma estuvo pensativa un instante, imaginándose a Marco escondido entre la