Capítulo 32. Prepararse para la invasión.
Marco hervía por la rabia. Durante el día anterior estuvo persiguiendo al sujeto que amedrentó en el estacionamiento. Lo siguió hasta el hospital, donde atendió sus heridas, y luego, a la casa de una mujer en una zona residencial cercana a la constructora.
—¿Qué vienes a hacer aquí? —se preguntó, desconcertado.
Le gustó saber que el hombre no había acudido a Emma para que lo cuidara, aunque luego, durante la madrugada, lo vio tomar su auto y dirigirse solo a un edificio exclusivo en el centro habitado por gente de dinero. Allí se quedó de forma definitiva.
Aquello le extrañó aún más. ¿Acaso no pensaba ir a la casa donde vivía con sus hijos?
Se mantuvo vigilante, pero aprovechó la ocasión para bajar y hacer unas averiguaciones. Se ganó la confianza del portero regalándole cigarrillos, así descubrió que el hombre al que seguía se llamaba Darryl Tucson, un arquitecto de gran reputación en la ciudad.
No era el Liam Hamilton al que debió aleccionar. Se había equivocado de víctima.
Hizo una