Capítulo 10. Un nuevo peligro.
El departamento de Lidia y Carla se llenó con el aroma de las verduras y del pollo servido en los platos. Hacía tiempo que Emma no compartía un momento tan agradable con sus amigas.
Lidia, siempre enérgica, cantaba al ritmo de la música que amenizaba la velada mientras terminaba de organizar la mesa. Carla, más tranquila, aunque igual de alegre, bailaba moviendo las caderas al tiempo que servía el vino.
Emma las veía con una sonrisa que suavizaba sus facciones preocupadas.
—¡Bueno! —exclamó Carla y alzó su copa—. A brindar, porque al fin estamos las tres juntas otra vez.
—Por fin —repitió Emma y chocó con suavidad su copa con las de sus amigas.
Bebió un sorbo y sintió el calor del licor recorrerle el cuerpo, pero el nudo en su estómago no se aflojaba.
Desde la tarde, luego de la visita a la casa de Liam y la tensión que había seguido por la aparición de sus suegros, no había podido dejar de pensar en lo sucedido y en la conversación final que había tenido con él.
Las mujeres se sentar