A MERCED DEL DINERO. C57: Me duele perder a un amigo.
Marfil y Richard permanecieron en silencio, con sus miradas atrapadas en una tensión invisible que parecía envolverlos por completo. Ninguno de los dos se atrevía a romper el momento, aunque en sus mentes bullían pensamientos caóticos. Richard, con el peso de la culpa oprimiéndole el pecho, no sabía qué decir ni cómo actuar. Marfil, por su parte, comprendía que insistir demasiado podría ser contraproducente. No quería asustarlo ni hacer que se alejara aún más. La clave estaba en la paciencia, en sembrar la semilla y dejar que él, poco a poco, se acercara a ella por su propia cuenta.
El ambiente en la habitación seguía llena de emociones cuando, de repente, la lluvia comenzó a calmarse. Los truenos que antes rugían con intensidad se volvieron más tenues. Fue entonces cuando la señora que les había brindado refugio salió de la cocina y se encontró con ambos de pie, sin moverse ni decir palabra. Su instinto le indicó que algo ocurría entre ellos, por lo que preguntó con amabilidad.
— ¿Es