A MERCED DEL DINERO. C258: Finalmente nos conocemos.
Un par de días después, mientras el aire de la tarde se colaba por las rendijas de las ventanas y el silencio del vecindario se imponía, Marfil escuchó de pronto que golpeaban la puerta.
Se quedó inmóvil unos segundos, con el ceño fruncido. No estaba esperando a nadie, y hasta donde recordaba, tampoco había mencionado su dirección a otra persona aparte de Kisa.
Sintió una punzada de incomodidad en el estómago. Caminó hacia la puerta con cautela, entreabriéndola al principio, y al ver quién estaba del otro lado, la abrió por completo, sorprendida.
—¿Vanya? —murmuró, desconcertada, como si sus ojos le jugaran una mala pasada.
—¡Hola, hola! —exclamó Vanya con un entusiasmo chispeante, tan brillante que contrastaba por completo con la expresión atónita de Marfil.
La joven se quedó helada, sin saber cómo reaccionar. Jamás, en todos los años que llevaban de conocerse, Vanya había ido a esa casa. Aquel escenario era completamente nuevo e inesperado para ambas.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pre