A MERCED DEL DINERO. C245: ¡Entonces lárgate!
El rostro de Marfil se descompuso por completo. Los ojos comenzaron a humedecérsele sin remedio, temblorosos por la angustia y dolor que le recorría el pecho. Dio un par de pasos hacia Richard, tragando saliva con dificultad, como si estuviera tratando de ordenar las palabras antes de soltarlas, pero finalmente no pudo más y su voz se quebró.
—Richard… no lo puedo creer. ¿De verdad fuiste capaz de hacerme esto? ¿A mí? —susurró, con la garganta apretada y una expresión entre la incredulidad y la decepción—. Dijiste que me querías, que yo era tu todo. Y ahora resulta que sales del trabajo cada tarde… para verte con otra. ¿Con quién, eh? ¡Dímelo! ¿Con quién me estás engañando?
El silencio de Richard la empujó a un punto de desesperación. Su mirada se encendió de rabia, de sospecha, y entonces, sin pensar, lanzó otra pregunta como una daga que no se podía desclavar.
—¿O acaso volviste a ver a Abigail? De eso se trata, ¿no?
Y al instante, la tensión se apoderó de la mandíbula de Richard. S