Era temprano en el campus y la biblioteca aún estaba casi vacía. Lucas entró con paso tranquilo, cargando un par de libros. Se sentó en una de las mesas del fondo, con la mirada concentrada en una página que apenas leía.

Detrás de él, apareció Marfil.

—Qué estudioso estás hoy —susurró en su oído, inclinándose sobre su hombro.

Lucas giró la cabeza, sorprendido, y al verla frunció ligeramente el ceño.

—Marfil… ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Solo te vi entrar en la biblioteca y te seguí —respondió ella con una sonrisa suave, pero enseguida su expresión cambió. Se sentó frente a él y lo miró fijamente—. La verdad es que he estado ansiosa estos días. No me has llamado, no me has dicho nada. ¿Cuánto más se supone que tengo que esperar una respuesta tuya? —hizo un puchero con los labios.

—He estado ocupado últimamente... —contestó él.

Marfil lo observó por unos segundos, buscando algo en sus ojos. Luego se incorporó.

—Ya entiendo —dijo en voz baja.

—¿A qué te refieres? —preguntó Lucas, alza