Capítulo 4: Conocerse

El magnate Curthwulf, se marchó del edificio con su hijo, mientras Zaid salía del baño, llamando a Niebla. Angustiado por no verlo, se cambió rápido y con desespero, comenzó a buscar a Niebla por todo el apartamento.

¿Dónde está Niebla? Él no puede perderse— dice Zaid, angustiado por n encontrarlo.

Seguramente se quedó dormido en algún pequeño lugar, mejor vamos a la clase de piano. Cuando vengas, Niebla va a estar aquí.

Pero… quiero llevarlo a la clase— dice Zaid gimoteando.

Él estará bien, no necesitas preocuparte—dice la cuidadora mientras salen de la casa.

Zaid, camina con tristeza, mientras piensa en su nuevo mejor amigo. Cuando salen del ascensor, la gente de Curthwulf todavía está buscando la información de Charlotte, por lo que se encuentran en el vestíbulo de este comiendo algo, mientras saben a dónde dirigirse.

¿Qué estará pasando? — pregunta la chica que lleva a Zaid.

Está lloviendo, a Niebla no le gustan los truenos, ¿Por qué no me quedo en casa a buscarlo? ¿Y si le pasó algo a Niebla? Mejor me quedo con él. El apartamento debe ser extraño para él. Mejor me quedo con Niebla.

Herm…— dice Lowell, pero su padre lo mira con frialdad, causando que detenga su grito.

Él debe estar bien, en dos horas regresaremos y Niebla estará sin algún problema en casa, vamos, se nos hace tarde. — dice la chica, marchándose.

Padre, mi hermano está preocupado por mí.

Eso no lo va a matar. Come tu desayuno, dentro de poco sabremos hacia donde ir.

Déjame quedarme con él un poco. No me vio y se marcho casi llorando— suplica Lowell.

He accedido a muchas cosas hoy, quizás por eso no recuerdas que estas en problemas conmigo, ¿verdad? — pregunta Curthwulf serio.

Señor, ya sabemos dónde está la mujer.

Bien, vamos— dice Curthwulf con frialdad.

Trabaja como secretaria del mánager Mike.

Curthwulf sonríe al saber ello y se marcha con su pequeño hijo que observa todo con preocupación. Con seriedad, sube al auto con su tableta, buscando la información de la mujer que ha dejado hipnotizado a su hijo.

Apenas ve su foto, se paraliza al saber que es la misma mujer que anoche había visto la noche anterior a varios metros del cuerpo de su esposa. De inmediato, la duda lo invadió. Había recibido información sobre un ser que cambiaba formas y ahora, todo estaba apuntando a ella como sospechosa.

Preocupado porque su hijo se hubiese quedado con alguien peligroso, dudo sobre dejar a su hijo acercarse a ella, sin embargo, saber que estaba en su grupo, comenzó a darle más tranquilidad.

Apenas lleguemos, cierren todas las puertas o ventanas que pueda usar para escapar. Si es alguien que se acercó con alguna intención hacia mi hijo, las pagará hoy mismo.

No, mamá Charlotte no es mala. Mi madre la envió para cuidarme, ella no es mala— dice Lowell de inmediato y su padre asiente para calmarlo.

Los autos se mueven a gran velocidad, causando que lleguen en menos de una hora a su destino. Apenas los autos se detienen en la entrada de la empresa, todos los empleados de la misma, corren a hacer una calle de honor.

Lowell, ahora vamos a ver si de verdad, es una buena madre loba. Transfórmate en lobo y tú, Retmus, ve con él. Intenta mostrar que eres hostil con él, veremos cómo actúa delante de su jefe al ver a “su mascota siendo atacada” — comenta Curthwulf causando que su hijo lo observe mal siendo un cachorro,

Parece que a alguien no le gusta que le digan mascota.

Si no le gusta, podemos irnos ahora mismo. Porque es justamente como lo estaban tratando en esa familia.

Lowell respiro profundo y bajó del auto intentando mostrarse como un chico maduro que no se afecta por los comentarios de su padre. Eso, sorprendió a todos.

¿Qué le sucede al pequeño amo? Anteriormente hubiese hecho una rabieta por lo que dijo.

No sé qué le han hecho, pero vamos a averiguarlo ahora. — dice Curthwulf bajando del auto y arreglando su chaqueta.

Apenas se acerca a la puerta, todos corren a recibirlo, mientras Charlotte corre de un lado a otro, para tener las cosas listas para su jefe. Es allí cuando comienza a escuchar los gemidos de algo.

Debo estar loca, porque aquí no hay animales— dice Charlotte caminando hacia la oficina de su jefe.

Es en ese momento que se detienen y curiosa por lo que puede estar pasando, comienza a buscar la fuente del ruido, Lowell o como ella lo llama; Niebla, está siendo acosado por el lobo de color gris.

Justo cuando esta por atacarla, Charlotte corre hacia el pequeño animal y lo toma en sus brazos, recibiendo el arañazo del animal en la espalda. Apenas sintió el dolor, se levantó como pudo y buscando algo con que defenderse, toma un rascador de espalda que usa como arma.

Aléjate de nosotros ahora mismo, te lo advierto— dice, mientras ve el lobo gruñendo y mirando con frialdad.

El miedo la invadió, pero, aun así, golpeó con fuerzas al animal que huyó en el momento exacto que Curthwulf entraba al lugar. Sorprendido, Curthwulf se quedó inmóvil observando a la mujer que sostenía a su hijo. Las sensaciones lo invadieron y sonrió con amargura al entender lo que lo estaba pasando.

¿Estas bien, pequeño? — pregunta Charlotte ignorando quien había llegado— un momento, ¿eres Niebla?

Mientras Charlotte pregunta, Lowell se oculta bajo su pecho como lo hizo toda la noche, temblando.

¡¿Qué estás haciendo Charlotte, que no vienes con los papeles que te he ordenado?! — grita su jefe saliendo de su oficina.

L-lo siento, señor.

Hola, señor Holftmann— saluda el jefe a Curthwulf.

Buen día, señor— dice Charlotte, mientras implora que el pequeño animal no haga ruido y no sea notado. Pero Lowell gime, llamando la atención de todos.

¡¿Qué demonios traes contigo?! — pregunta su jefe a Charlotte.

Rayos, estoy condenada.

Lo siento, señor…

Creí que en la oficina no se permitían animales — dice Curthwulf con frialdad.

Es así, señor. — responde el mánager con temor, para después mirar a Charlotte— ¿Qué haces con ese asqueroso animal en tus manos y los documentos importantes que te pedí en el suelo?

Lo siento, señor.

¿Es tu mascota? — pregunta Curthwulf, causando que su hijo le gruñera con enojo. Curthwulf acerca su mano y Niebla lo muerde, sorprendiendo a todos

¡Saca a ese asqueroso animal! — grita el mánager— señor, ¿está bien?

¿es tu mascota?

Señor…

Si es así, tendrás que pagar por esto. — dice Curthwulf con frialdad.

Dios, ¿Qué voy a hacer? Perderé el trabajo si digo que es mío y no puedo dejar en este gran problema a Niebla. ¿Qué debo hacer?

Lo preguntaré otras vez, porque parece que no has escuchado la pregunta para responderme, ¿es tu mascota?

Todos miraron sorprendido a Curthwulf Holftmann, el hombre que nunca repetía dos veces lo mismo, sino que, despedía a lo que él consideraba personas tan incompetentes que no sabían cómo responder a una pregunta.

Sí, señor. Es mi mascota— dice Charlotte con voz temblorosa, sin soltar a Niebla, mientras todos rumoraban sorprendidos por cómo se había condenado Charlotte por un animal

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