Sabiendo que la persona frente a mí como humano puede darme una vida llena de comodidades sin siquiera trabajar y que físicamente, esta super bien. Decido recurrir a mi razón y alejarlo lentamente.
— Lo siento, señor Holftmann, pero usted no es mi tipo.
— ¿No soy tu tipo? — pregunta el señor Holftmann ofendido—¿No te gustan los hombres ricos, apuestos o qué?
— Lo siento, pero, así como usted tiene el derecho de decirme que me quiere, yo también tengo el derecho y puedo rechazarlo. Así que, vístase por favor y olvide que en algún momento vamos a tener sexo, porque eso sería tan imposible como si el sol les diera más poder a ustedes que la luna llena— digo decidida y él retrocede con la boca abierta.
Sorprendido, lleva su mano a la boca y ríe después de varios segundos mirándome sorprendido.
— Bien, voy a vestirme. Pero, déjeme dejarle claro, me gustan los retos tanto como usted. Así que, no descansaré hasta que usted misma me pida que la haga única y exclusivamente mía.
— Espere ese d