Los besos apasionados seguían por parte de los esposos Holftmann, mientras el informante caminaba cerca del cuarto de aseo. Con fotografías enviadas a la gente de Gustav, había confirmado que eran ellos los que le interesaba a Gustav.
Por lo que, una idea pasó por su mente. Había obtenido dinero por la información, si los entregaba o los mataba por ellos, tendría una recompensa más grande. Pensando en ello, llevó una pistola que escondió en su ropa y caminó directamente hacia puerta, ansioso por tener una jugosa recompensa.
Por otra parte, Zaid temblaba del miedo mientras era sacado de la casa con los ojos vendados y atado de manos y pies. Rolf, sonreía al verlo como un pequeño cordero camino al matadero y suspiró profundo, deseando que todo saliera bien.
— ¿Estás seguro de que el jefe autorizó que saliera ese niño? — pregunta uno de los chicos en la puerta.
— ¿Crees que lo haría en contra de sus órdenes? No soy tonto, amigo. Sé cuan vengativo es el señor, por lo que, si hago algo com