Narrado por Amy Belmonte
Aparentemente con dinero todo es posible, por lo que nuestra boda de 200 invitados tardó poco más que tres meses siendo organizada. Hoy, es el día de la boda, y tampoco puedo decir que he sido una novia muy complicada, lo que he pedido, se me ha concedido. Todos han cooperado conmigo y me han demostrado el amor del que estoy rodeada.
La única que no parece cooperar esta tarde, es mi hija que está pegada de mi pecho. Para esta hora ya estoy lista como la novia del mes de la familia. Mi maquillaje es impoluto, las ondas en mi cabello son una obra de arte, y mi vestido de novia, es de ensueño.
Estoy orgullosa de mí misma por lucir tan bien en él, modestia aparte, porque esta mamá se había enfocado en recuperar su cuerpo antes del embarazo. Incluso, estamos a tiempo y la paz se respira en este salón en el que estoy a solas amamantando a mi hija.
Sin embargo, vuelvo a pensar en lo mismo, Lucy Jane no quiere despegarse de mi pecho.
—Hija… tienes que parar de comer,