Nuestro primer baile está aconteciendo cómo se había planeado y coreografiado. Ya me había cambiado a mi segundo vestido de novia para poder fluir mejor con los movimientos, había sido un gran acierto porque con cada vuelta la tela parecía estar flotando con el viento.
A poco de acabar el baile, y sólo estando dando pasos simples pegada así de Damián, puedo notar que él no para de mirarme.
—¿Qué miras tanto? — cuestiono haciéndome la desentendida.
—Tu… maquillaje está bonito — responde cortado. Sonrío.
—¿Mi maquillaje? ¿No es mejor decir que mi rostro es hermoso? Eso suena mejor.
—Tienes un rostro hermoso — repite más sonrío.
—Gracias, gracias casi pareciera que no te dije qué decir.
La melodía está finalizando, con ambos sonriendo. Hacemos la pose final, esa donde me reclina hacia atrás, y no estaba programado besarme, pero igual Damián lo hace. Es eufórico el beso con todos los presentes y sus aplausos. Al terminar, escondo mi rostro de desconcierto.
¿Qué fue eso?
Sigo sin saberlo a