La pregunta retumbó en el cerebro de Ryan, y agitó su corazón, después de Paige, jamás le había vuelto enviar flores a ninguna mujer, y menos decirles una frase de amor, sus relaciones eran efímeras, de una noche y nada más.
Observó la mirada brillante de Vanessa, y se estremeció, no podía engañarla, ella no se lo merecía, entonces cuando estaba decidido a contarle que él no fue quién le envió las flores, Ava y Hope aparecieron en la sala.
—¡Tío Ryan! —exclamó Ava sonriente, corrió y lo abrazó. Hope hizo lo mismo.
Vanessa parpadeó, soltó un bufido, esperaba con ansias escuchar la respuesta de él, tenía el corazón acelerado y se reprochó en la mente.
«Ya no eres una adolescente»
—¿Por qué están tan contentas ambas? —cuestionó, y les acarició la cabeza.
—Por las flores que le enviaste a mi mamá —contestó Ava. —¿Son novios? —Miró a Ryan y luego a su madre.
—¡Ava! —exclamó Vanessa en tono de reproche. Las mejillas se le encendieron, inhaló profundo.
—¡A mí me gustaría que te