Capítulo 25.

Afortunadamente el motel en el que nos encontramos da pijamas gratis a los huéspedes, pero como Jason es tan alto y musculoso, el pijama más grande que hay disponible le queda casi reventando, lo cual no sería un problema, si no pensamos en su entrepierna, la cual aun con la ropa encima me deja ver la forma y el tamaño de su gran miembro. Maldita tentación, este hombre es tan sensual como el fuego, cuando le cuente a Theresa que conocí a alguien tan sensual no va a creerme.

—¿Entonces eres un perro lobo humano? —pregunto confundida, viendo como él sale del baño vestido.

Jason luce exasperado, respirando profundo antes de responderme:

—Hombre lobo. No vuelvas a llamarme perro, jamás.

—Lo siento, no sabía que te ofendía —me disculpo con sinceridad—, pero creo que la línea es muy delgada, hay perros muy enormes…

—No me llames perro, nunca, ¿Entiendes? —me ordena él, luciendo extremadamente serio.

—De acuerdo, disculpa.

Vi lo que les hizo a los tipos en la carretera, y bajo nin
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