Capítulo 78: Roger y mi padre nos sacarán de aquí

—¡¿Dónde está mi esposa?! —Roger agarró a Anderson del cuello y el rostro del viejo comenzó a enrojecerse por la falta de oxígeno—. ¡Habla!

—No puede hablar si lo matas —le dijo su suegro y Roger aflojó un poco el agarre.

Cuando Anderson logró ingresar oxígeno en sus pulmones, en lugar de verse asustado comenzó a reírse a la vez que tosía.

—¿Te abandonó de nuevo tu esposita? —se burló y Roger no pudo aguantar propinarle un derechazo en el rostro.

Anderson ni siquiera hizo el intento de defenderse, pero no dejaba de reírse.

—Será mejor que hables, sabemos que tú estás detrás de la desaparición de mi hija —lo ayudó su suegro, pero al viejo parecía no importarle que ambos lo supieran.

—¿Tienes pruebas? Porque si no las tienen voy a llamar a la policía y los acusaré de invadir una propiedad privada y de agredirme. —Anderson agarró un pañuelo para cubrirse la boca porque no dejaba de toser y al apartarlo, Roger pudo ver que había sangre.

Al principio pensó que era por el golpe que le había
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