Roger recibió a Alexander en casa de su suegro.
Su amigo había regresado para estar con él en cuanto pudo escaparse.
Agradecía enormemente su apoyo, porque solo necesitó llamarlo para que se ofreciera a venir a acompañarlo.
Desde la desaparición de su esposa se había estado quedando en casa de su suegro para que ambos pudieran estar informados a la mayor brevedad de los avances del caso.
Pero ya no podía más de estar esperando la noticia de que sabían el paradero de su esposa y quedarse de brazos cruzados.
La policía tenía vigilado a Anderson, pero Natalie parecía haber desaparecido.
Él tenía muy claro que esa mujer tenía a Elizabeth.
Solo esperaba que su esposa la hiciera desear nunca habérsele acercado.
Ese pensamiento era lo único que le permitía no volverse loco.
Natalie no había regresado a su apartamento y por el momento no habían dado con ella.
Roger recibió el abrazo de su amigo a pesar de que la última vez que se vieron este le había dado un derechazo bien merecido.
—Siento n