Natalie tuvo que esperar a que esa idiota de Diana y la esposita de Roger se marcharan.
Esas dos no podían ser más inoportunas, estaba esperando a que la asistente de Roger saliera para que le diera información.
Ahora que Paulina se había negado a ayudarla tuvo que buscar otra solución.
No había sido muy difícil ganarse la amistad de la asistente, la chica era bastante solitaria y con llorarle un poco había sido suficiente para que se compadeciera de su «terrible historia de amor».
Le costó arriesgarse con Rosmari, le daba miedo que fuera a contarle todo a su jefe, pero no le quedó otro remedio.
Por el momento, la tenía de su lado y era todo lo que le importaba.
Pedirle ayuda a Anderson era lo último que quería, ese viejo verde obligaba a pagar sus favores muy caros.
Se le revolvió el estómago de solo pensar en tener que acostarse con ese hombre de nuevo.
Natalie haría lo que fuese necesario y buscaría todas las opciones antes de regresar a pedirle nada.
—Rosmari, psss, psss, estoy aq