Capítulo 59: Esa garrapata chupasangre no entiende otro idioma que el de los golpes
Una semana después de la cena Roger y Elizabeth parecían que estaban de luna de miel y los Turner no dejaban de decir que aquella visita se había extendido demasiado y que era mejor regresar a casa.
Su esposo y ella buscaban cualquier excusa para intentar extender su estadía y el matrimonio solía acceder a la mínima petición.
—No me podías dejar sola, le prometí a Bastian que le conseguiría un marido y no sabría cómo escoger, Diana. —Acababan de ir a una agencia de contactos y llevaban un catálogo de hombres para su amigo.
—Espero que eso le ayude a dejar de acosar a mi esposo, no sé por cuánto tiempo voy a poder evitar que Alexander lo mate. Un día puede que la que lo asesine lentamente sea yo, soy muy territorial —argumentó Diana.
—Eres celosa y mucho —dijo Elizabeth en tono jocoso—, pero Alexander no tiene ojos para otra mujer que no seas tú.
—Él sabe que tiene unos preciosos ojos y quiere conservarlos en su lugar, si anda mirando a otras ciego también me sirve. —Estaban por llegar