••Narra Alexander••
No había nada más relajante en esta noche fría que destruir al exnovio de tu mujer de una sola estocada. Era hasta terapéutico.
Dejé a mi guardaespaldas hablando con el guardia de seguridad mientras subía del tercer piso del estacionamiento a la suite. El ascensor se abrió y no dudé en pasar antes de que las puertas se cerrarán.
Todo estaba oscuro y en silencio. Esperaba encontrarme a Kiara dormida, pero la conocía lo suficiente para saber que estaría ansiosa, esperando que regresara. Y si estaba tan ansiosa, con gusto me encargaría de relajarla una vez que estuviera entre mis brazos, sintiendo el calor de su piel.
Abrí la puerta de la habitación y lo primero que vi fue la cama, vacía. Las sábanas revueltas.
—¿Kiara? —llamé, mi voz sonó extrañamente alta en el silencio.
Nada. Sin respuesta.
Sentí una punzada en el pecho, como si algo estuviera mal.
Mis pies se movieron con rapidez por toda la suite. Revisé el baño, la otra habitación, el balcón. Todo estaba v