Capítulo 56: Primer beso

¿Me estaba besando? ¿A mí?

Nunca nos habíamos besado, ni siquiera en el altar fue capaz de hacerlo, porque me consideraba una mujer sucia e indigna.

Era la primera vez que sentía sus labios sobre los míos.

Sus labios no tuvieron contemplación, presionándose contra los míos, moviéndose con una urgencia que me quitaba el aire. La mano que estaba en mi mejilla se enredó en mi cabello, tirando ligeramente para inclinar mi cabeza y darle un mejor acceso, mientras la otra se aferraba a mi cadera, aprisionándome contra él.

Ya había besado antes a Marcos, varias veces. Ese es el único límite que le permití cruzar. Pero nada se podría comparar con esto, con los labios de Alexander sobre los míos. No sólo sentía una corriente eléctrica recorrer mi columna, era como si mi propio cuerpo liberara esporas ante el placentero ataque de su boca.

Estaba muy molesta con él, demasiado, pero mi cuerpo traicionero no respondía como yo quería.

Su lengua rozó mis labios, pidiéndome permiso para entrar.
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