••Narra Kiara••

Sentía que iba a explotar de la emoción. Era como un fuego artificial con mecha corta.

¿Alguien ha muerto de emoción? ¿Yo sería la primera?

Y cuando creí que no podía ser más feliz, la vi. La Gioconda. O la Mona Lisa, como quisieran llamarla. ¡Pero ahí estaba!

Mi corazón latía con rapidez y me hormigueaba las extremidades. ¿Era un infarto por exceso de felicidad?

Este lugar me hizo olvidar por completo todos mis problemas, todas las discusiones, los miedos. Solo éramos el arte y yo.

Necesitaba tirarle una foto. ¿Eso estaba permitido?

No tenía la menor idea, pero igual se la tomaría. Necesito un recordatorio de que estuve en este lugar por si no llegaba a volver, lo cual era lo más probable.

Di un paso hacia atrás para tener el mejor ángulo. Y fue entonces cuando mi talón chocó con algo sólido y bajo. Sabía que lo había arruinado desde el momento que sentí ese toque, pero el verdadero golpe llegó al escuchar un crujido seco, horrible. El ruido pareció expan