••Narra Alexander••
Encontrar a ese imbécil fue fácil y difícil al mismo tiempo. Yo tenía ojos en todos lados, por eso, dar con su reservación de hotel fue sencilla. Lo difícil fue que él sabía la influencia que tenía sobre esta ciudad, así que se le ocurrió la brillante idea de reservar en todos los hoteles de la zona norte y sur, para hacerme perder más tiempo.
Y tiempo era lo menos que tenía en estos momentos.
En la noche debía hacer mi movimiento si quería evitar que mi esposa pasara un mal rato ante la prensa y los policías, a pesar de que no iría a la cárcel. Eso jamás. Sobornaría al mismísimo presidente si hacía falta. Lo cual, sinceramente, no era tan difícil. Los presidentes eran los más fáciles de sobornar.
Al entrar en la habitación, me encontré con Vinicius. Sabía que había sido él.
Yo le di dos nombres a la policía para que investigarán la llegada de ambos individuos; Vinicius y Marcos.
No había rastro de Marcos, pero el jet de Vinicius aterrizó una hora