Mundo ficciónIniciar sesiónAfuera encontramos a Mario con un amigo y una chica que se le arrimara en el Buenos Ayres. No era nuestra intención unirnos a ellos, pero el patio era tan chico que lo más lejos que podíamos estar de ellos era dos o tres pasos.
Mario no desaprovechó la oportunidad de intercambiar unas palabras más con Ray, que se quedó a mitad de camino entre ellos y nosotros.
—¿Quieres venir con nosotros tú también? —preguntaste de la nada, alzando tus manos para hacer pantalla y que yo pudiera prender mi cigarrillo.
Que casi se me cae al escucharte. —¿Qué?
Sonreíste al advertir mi sorpresa y asentiste. Yo no terminaba de entender, y no me animaba a dar nada por sobrentendido. ¿Ustedes tres nos estaban invitando a mi hijo y a mí a quedarnos con ustedes en su hotel de lujo? ¿O me estabas invitando, vos a mí (espero que mi obra







