El camino de Florencia a Roma era corto y agradable. Stu subió al primer asiento en el bus de gira, se acomodó frente al enorme parabrisas y se reclinó allí, los lentes oscuros y la gorra protegiéndolo del sol de mayo. La computadora había quedado guardada en su bolso, porque no podía hablar con ella durante el viaje con el resto de Slot Coin tan cerca. De modo que se dispuso a disfrutar el breve traslado.
La tibieza del sol y el zumbido regular del micro lo adormecieron cuando apenas salían de la ciudad.
Fue como resbalar hacia una calidez que lo envolvió.
Y de pronto ya no estaba solo.
Todo estaba en sombras, pero supo que había alguien más ahí con él.
Sintió la respiración de una mujer cerca de su oído, su aliento entrecortado. Sintió la presión suave de dos manos sujetando su cara y sintió los labios que humedecían los suyos.
El sueño no tenía nada en común con las incontables veces que soñara que volvía a hacer el amor con Jen. Noches d