Capítulo 9. La amenaza de Lucifer
NARRADOR:
Liana llevaba despierta horas, después de que Lucifer pusiera la joya en su mano, todo había cambiado, había pensado en miles de maneras de utilizar eso a su favor que terminó sintiéndose exhausta, el frío peso en la palma de su mano le recordaba su condena o tal vez su salvación —Miro otra vez el colgante de esmeraldas y plata antigua en sus manos y suspiró con pesar —Aquello seguía allí, un recordatorio de que era una rehén valiosa y la aliada forzada del imperio D’Angelo.
Se levantó con cuidado para no molestar a Lucifer, que seguía durmiendo profundamente, su cuerpo inmenso y tranquilo, un contraste aterrador con el demonio despierto. Liana se obligó a examinarlo; la cicatriz de fuego en su hombro era más visible a la luz de la mañana. Un detalle que anotó en el compartimento secreto de su mente.
Encontró una cadena vacía en un joyero, colocó la joya y se la puso al cuello. El metal frío era una humillación, la afirmación de que ahora le pertenecía a alguien más.
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